La activista, que anunció que continuaría el trabajo de su marido, está acusada de formar parte de una organización extremista


El tribunal moscovita de Basmanny ha emitido este martes una orden de detención contra Yulia Navalnaya, la viuda del líder opositor Alexei Navalni, fallecido en circunstancias misteriosas en una prisión en el Ártico en febrero. Según el servicio de prensa del tribunal, Yulia Borisovna se ha fugado de los órganos de la investigación preliminar y ha sido declarada en busca y captura.

Contexto de la acusación

Navalnaya, que ha prometido continuar el trabajo de su esposo desde el extranjero, está acusada de formar parte de una organización extremista. La acusación puede llevarla a enfrentar una pena de prisión de entre dos y seis años, además de una multa que podría ascender hasta los 600.000 rublos (unos 6.200 euros) si se demuestra su culpabilidad. La orden de detención tiene una vigencia de al menos dos meses desde su extradición o desde su arresto en territorio ruso, según informa la agencia de noticias Interfax.

Reacción y acciones de Navalnaya

Desde la muerte de Alexei Navalni, Yulia ha mantenido una postura activa contra el gobierno de Vladimir Putin, convocando protestas y trabajando para mantener la atención internacional sobre la situación de los derechos humanos en Rusia. Su determinación de continuar con el legado de su esposo la ha convertido en un objetivo prioritario para las autoridades rusas, quienes buscan sofocar cualquier resistencia organizada.

Respuesta internacional

La orden de detención contra Yulia Navalnaya ha generado reacciones de indignación entre defensores de los derechos humanos y gobiernos occidentales. Muchos ven este movimiento como una continuación de la represión del Kremlin contra la oposición y un intento de silenciar a una de las voces más prominentes que quedan en la lucha contra el régimen de Putin. Es probable que las tensiones diplomáticas aumenten mientras la comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo de este caso.


La situación de Yulia Navalnaya es un reflejo de la continua represión política en Rusia y del riesgo que corren aquellos que se oponen al gobierno. Su detención, si llega a materializarse, podría tener implicaciones significativas para el futuro de la oposición rusa y para las relaciones de Rusia con Occidente.