El no llegar al orgasmo es una situación que incomoda a ambas partes de la pareja. Si esto sucede una vez no es tan grave, siempre se puede decir que es porque estamos cansados, estresados, de mal humor, que no se tenían ganas reales, pero cuando pasa seguido las complicaciones empiezan a ganar terreno.

Comienzan a agobiarnos las preguntas de si seré yo, si será mi pareja, qué estamos habiendo mal, si ya se habrá terminado la pasión, el miedo a que ya no vuelva a ser todo lo mismo, y así la tensión crece hasta tal punto que, si antes tenías miedo de no llegar, ya tendrás miedo de empezar la relación sexual para no afrontar un nuevo fracaso.

¿Qué lo puede ocasionar? Bueno, hay varias posibles razones: para entenderlas primero hay que asimilar de que los hombres y las mujeres no son iguales. Es algo que duele un tanto a las mujeres, pero que es así. Los hombres logran excitarse y estar prontos mucho más rápido que las mujeres. Las mujeres necesitan de los juegos sexuales para alcanzar una buena lubricación. De otra forma, las sensaciones disminuyen mucho dificultándose así entrar al clímax.

Otro factor importante es innovar. La rutina aburre, tedia, por lo que se crean factores mentales para tampoco llegar al orgasmo. Busquen nuevas posiciones, experimenten con juguetes o otros, pero es importante romper la rutina. Hay posiciones sexuales que estimulan más al clítoris, órgano femenino cuya función única es la de generar placer.

Prueben experimentando. Si es la mujer la que no puede llegar puede masturbarse y ver qué zona y de qué forma le gusta más. En todos los casos, la comunicación es algo fundamental.